Se rezagaron unos
bisaltos en la mata del huerto con lo que ya maduros se pasaron de tiernos.
Escaldar: añadir un
alimento en agua hirviendo con sal durante un instante y enfriar rápidamente. Pues eso, después de
quitarle los tirantes a las vainas, se escaldan los bisaltos y se reservan en agua con hielo.
Calentamos un hierro al
fuego, bien templado hasta que tenga la capacidad por sí mismo de escaldar
medio litro de agua. En una miaja de agua a
parte disolvemos los polvitos del cuajo. Escaldamos con el hierro
el agua, le añadimos el cuajo y turbinamos con la ayuda de un robot de cocina,
texturizar que dicen ahora. Durante el turbinado le
añadimos una chispa de jengibre en polvo, una hoja de menta o dos y unas gotas
de zumo de limón. Los más valientes puedes atreverse con Naga Morich. Colar si
es necesario. Disponer en los
recipientes y dejar cuajar. Enfriar antes de servir.
Acompañar con un muesli
de frutos secos, brotes y flores: appalam desmenuzado, pipas de calabaza, de
girasol, semillas de chia, mastuerzo, flores de berenjena, de saúco, de pimento
y de ajo ...
Apto para cerebros
cuajados, refrescante, vegetal, provocador, resultón, para fardar. No apto para
carnívoros.
Con guisantes, borrajas, judías
verdes, rúcula, ortigas, verdolaga, alguna hoja de acelga, de col, lechuga,
espinacas, canónigos, …
Cuajada vegetal, la
cuajada de Shrek
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