Para seguir levantando el ánimo con humor y tal como comenté en la anterior entrada, os presento un fantástico libro escrito hace 113 años, ahí queda eso!
Cocina cómica, recetas de guisos y postres, poesías culinarias y otros excesos. Escrito por Juan Pérez Zúñiga. 1ª edición Madrid, 1897, Imprenta de los hijos de M. G. Hernández.
Ya avisa a la entrada con una frase del promiscuo Heliogábalo: “El comer y rascar todo es empezar”.
No hay que teclear mucho para encontrar información sobre el autor en la red pero yo me quedo, para variar, con la información que nos deja un libro (sí, sí, escrito en papel!). José Luis Aragón Sánchez nos presenta Relatos de humor del siglo XX (Editorial Castalia, Madrid 2000) y nos cuenta que:
“Juan Pérez Zúñiga nació en Madrid en 1860 y falleció en la misma ciudad en 1938. Se licenció en Derecho en 1882, y pasó toda su vida vinculado a la administración del Estado. Fue además violinista profesional en su juventud. Se aplicó tardíamente al cine y las variedades. Como escritor, comenzó en la revista Madrid Cómico. Gran parte de su enorme y popularísima producción estuvo ligada al teatro de humor, pero sobre todo a la prensa, donde se le atribuyen hasta veinte mil crónicas y poemas satíricos, publicados en muchos periódicos en que colaboró: el semanario El Domingo, que él mismo dirigió; Blanco y Negro, ABC, Prensa Gráfica y El Heraldo de Madrid, donde mantuvo una sección fija titulada “Cosquillas”. Fueron célebres sus Zuñigadas, en verso, que recogió posteriormente en varios tomos.
Para ser un libro centenario, se conserva maravillosamente bien, seguro que es consecuencia del humor que lleva dentro, en prosa y en verso… Es de aquellas joyas que uno no sólo debe leer, también debe tocar esa tinta voluminosa y oler esas páginas secas y amaderadas, que se rompen si uno no lo manipula adecuadamente, pura voluptuosidad contenida en 160 páginas. Ninguna de esas páginas tiene desperdicio y uno agradece las carcajadas ante la absurdez, el humor y los guiños de recetas y procedimientos.
Curiosamente, el origen de algunas recetas aparece entre los textos de modos variados como: "son de un tal Domenech (q.D.g.), cocinero catalán é inspirador espontáneo de muchas de las recetas que contiene el presente libro (q.D.g. también)”, o bien “Fantasía sobre motivos de una receta del insigne cocinero Mr. Domenech, para seis comensales”, incluso directamente, bajo el título de Chaufroix de codornices, aparece “Receta original del Sr. Domenech”. Así pues, a la publicación del libro, el autor tenía 37 años y el cocinero 23…
El libro lo podéis encontrar reeditado por La Val de Onsera en su Colección La Olla Podrida. Aquí os dejo unas cuantas líneas para el ánimo y la salud de vuestras arterias coronarias.
“La creencia de que donde comen cuatro comen cinco es una majadería de primer orden. Comer cinco donde comen seis ya es algo más razonable.”
“No cojas las aceitunas con el tenedor, sino con los dedos, prefiriendo los de la mano; pero no con todos, sino con dos, y aun si te es posible con uno solo. Esto es lo más elegante. Una vez las aceitunas en la boca, no te tragues los huesos: deposítalos con disimulo en el bolsillo del comensal colindante.”
“Moluscos. – Nunca debes comerte la cáscara de almeja alguna, por más que en su afán de que comas de todo te inste á ello la señora de la casa. Con el bicho que tiene en el centro te basta y te sobra para relamerte.”
“Los huevos han de ser precisamente de ave de corral y el aceite de hígado de aceituna. La lumbre ha de estar caliente, la sartén sin agujeros en el fondo y la paleta provista de rabo. El aceite puede ser sustituído por manteca. Y ésta ha de ser de cerdo, no de olivas.”
“Se pondrán á cocer diez minutos (¿cómo estarán los minutos cocidos?) y después se colarán por un colador (colarlos por otra cosa, verbigracia, por una bandurria, sería un desatino). Se pican las hojas (¿unas á otras?).”
“Se agarra una sartén por el mango, se pone sobre una hornilla donde haya lumbre (porque si no daría lo mismo ponerla sobre el fregadero) y en dicho receptáculo se echa, con la sana intención de que se derrita, una porción de manteca de trigo y de harina de cerdo ó viceversa, añadiéndole hierbabuena, perejil (bueno también), ajos picados y tres pimientos dulces sin rabo y sin josefinas.”
“Se adquiere un lenguado que tenga espinas, pellejo y cabeza; porque si no sería imposible cumplir la primera prescripción de la receta, que consiste en despellejar al lenguado, decapitarlo y quitarle las espinas.”
“Se buscan pollos por doquier y se les deja curiosos (no amigos de enterarse de lo ajeno, sino limpitos y arregladitos). Se los ata con un pedazo de tramilla (que no es ningún veneno) para que adopten buena forma, aunque en estas cosas no es del todo como en los negocios de Estado.”
Y para acabar como un señor…
“Terminada la comida, coge un palillo y límpiate bien la dentadura; y después, en ve de volverlo al palillero, ten la galantería de ofrecérselo á la señora de la casa.”
El humor debería de formar parte de cualquier menú. Aunque fuese un guiño.
ResponderEliminarAparte, un libro como este también te permite darte cuenta de que no todo lo moderno es tan moderno. O sea, que siempre han existido las aproximaciones descaradas y sin complejos por mucho que nos parezca algo posmoderno.
Pues en verdad, con este libro tienes una joya.
Así es starbase, humor a "puñaos"...
ResponderEliminarY para "joyita" el nuevo libro de David de Jorge, estoy descojonao con unos textos y emocionado con otros... en breve entrada dedicada al monstruo del atracón a mano armada...
Saludos!
Precisamente descubrí hace poco entre los libros que poseía el abuelo de mi mujer este magnífico recetario para no parar de reír. El estupendo libro de Juan Pérez Zúñiga al que me refiero es una edición del año 1920 de la Editorial Renacimiento, y lo trajo él de Cuba por aquellos años. En el margen de la primera página tiene el sello de la librería “La Caricatura” de La Habana. Como digo, una delicia su lectura.
ResponderEliminarEn efecto José María,
ResponderEliminarCocina Cómica solo se ha editado en dos ocasiones, 1897 y 1920, además de la edición de 1998 de La Val de Onsera que he enlazado en el artículo.
Un saludo y felicidades por tu ejemplar "cubano", toda una joya, sin duda.
¡Gracias por la noticia! Yo tengo del mismo autor "Viajes Morrocotudos En Busca del Trifinus Melancolicus" (con ilustraciones de Xaudaró). Si este de cocina es tan bueno como "Viajes...", sera mi libro de 2011.
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