Ya
le hablé a usted en su día, querido amigo, de mi nueva devoción frutera. Hoy
tengo el gusto de presentarle otra de las frutas emblemáticas de Colombia a la
hora de preparar jugos (en agua o en leche), frescos, chichas, salpicones (fruta variada y troceada),
luladas (con lulo troceado) y champús (con maíz peto).
El lulo.
Mi
suegra no solo sabe de frutas sino que también sabe lo suyo en temas de
arbustos, matas, flores y hierbajos variados. Las materas que luce en su casita
de Ráquira son "dignas de admirá", que decía aquella. Hay
una mata especialmente atractiva, a las fotos me remito, con la que cualquier
incauto e inculto como un servidor puede sufrir un espinoso y endemoniado percance si en
lugar de admirar además quiere tocar: Solanum
quitoense Lam. Para la plebe: lulo o naranjilla.
En
Colombia crece casi silvestre y en climas cálidos hasta los 1.900 metros de
altitud, así que se produce y se encuentra en cualquier supermercado o puesto
callejero durante todo el año. No
es un servidor gozador nato de los sabores ácidos, así que lo prefiero mezclado
con azúcar, en jugo y bien frío. Lo compro de buen tamaño y con la piel dura,
pero cuidado! siempre maduro y sin huecos negros ni golpes. Los frutos verdes
no dan jugo. La cáscara es naranja y el interior verde-amarillo brillante, de consistencia gelatinosa. Le aviso a usted que a la hora de triturar el lulo se crea una espuma que ni los aires de lecitina de nuestros amigos estrellados, oiga! Déjela usted reposar y vuelva a darle al túrmix hasta que vaya desapareciendo.
Al
fin y al cabo, en los climas cálidos como el del Gran Cauca, los refrescos son
regalos, el agua una bendición y el sabor de las frutas un medio milagro. No
tengo que sugerirle a usted que al jugo también puede añadirle un golpe de ron
añejo. Un servidor lo riega con Ron Viejo de Caldas.
Creo
recordar que en nuestra querida Boquería uno ya puede encontrar lulos. Ya me
confirmará usted o el otro. Aunque con mi analfabetismo galaico, todavía
saltará el tercero en discordia para abanderar al lulo como fruta de las
orillas del Miño. Un servidor, para que no se le cisquen en la calavera, les
transcribe muy amablemente un par de golosas recetillas.
Ingredientes:
500 gr de maíz peto (quebrado), 3 ½ litros de agua, 1 piña pelada y finamente
picada, 1 panela, 6 hojas de naranjo agrio, 6 clavos de olor, 5 astillas de
canela, la pulpa cortada de 12 lulos y hielo picado.
“Cocinar
el maíz en el agua durante 1 hora aproximadamente. Cuando esté tierno, sacar 1
½ tazas y molerlo. Regresar esta masa al agua y disolverla. Licuar una taza de
esta mezcla con la mitad de la piña y devolverla a la olla. Echar la panela en
una taza de agua con las hojas de naranjo, los clavos, la canela y preparar un
melado. Disolver el melado en el agua-masa y agregar la pulpa de los lulos
triturada con las manos y el resto de la piña. Revolver todo muy bien y agregar
hielo picado.”
Tarta
de lulo
Ingredientes:
masa quebrada, 1 tarro grande de leche condensada, 1 taza de jugo concentrado
de lulo, 1 limón, 3 cucharadas de azúcar, 3 huevos, ½ cucharadita de cremor
tártaro (me dicen mis espías que lo encuentra usted hasta en el Mercadona...).
“Se baten las yemas hasta que estén cremosas y
pálidas. Se les agrega la leche condensada, el jugo de limón y el concentrado
de lulo. Se pone al fuego y se revuelve hasta que la crema esté espesa. Se
retira del fuego. Se baten las claras a punto de nieve con el cremor tártaro y
el azúcar. Poco a poco se incorporar las claras a la crema de lulo de forma
envolvente. Se vierte encima de la masa quebrada cocida y se lleva a la nevera
hasta que endurezca.”
Abrazos y apertas de su más sudacatalán servidor. Pantxeta.
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