viernes, febrero 5

Can Fabes - Sant Celoni

Cuando sales a comer a un gran restaurante...

Se puede comer bien o se puede comer muy bien, es muy difícil comer mal. A veces la elección no es la más indicada, la suerte está echada y la cocina puede tener un mal día, incluso el servicio.

Soy de los que defiende que para hacerse una idea de cómo es un restaurante, este debe ser visitado en diversas ocasiones. Cuando hablamos de los templos de la gastronomía, en mi caso por lo menos, estas visitas se demoran en el tiempo más de lo deseado.

Me vuelvo un ser muy exigente cuando tengo que desembolsar grandes sumas de dinero por una comida, me fijo en los detalles, lo disfruto como un enano y cada minuto es importante, cada gesto, cada rincón, cada cucharada... ¡Todo es importante! Y nunca, digo nunca, me arrepiento.

En Can Fabes se come de lujo, de escándalo más bien. Esto no haría falta decirlo pero es que es así, es la realidad. Es una de las mejores mesas en las que uno puede sentarse. Impertérrito, Can Fabes permanece como lo recordaba, el paso del tiempo parece no afectar, en todo caso, los cambios son mínimos.

Hace dos días que han regresado de las vacaciones, como un automóvil, al ralentí todavía. ¿Falta rodaje? Poca faena, la crisis también afecta a los grandes.

Menú de trufa, acojonante, bestial. La realidad supera la imaginación, los nombres de los platos se quedan ahí, lo bueno está en el plato, en la boca, en el cielo del paladar, en los puntos de cocción, en el producto (aunque no siempre), en las formas. Vivir para ver, ver para creer.

¿Errores? Unos cuantos. No importa, somos humanos, todos somos humanos. Son errores que entiendo, de los que animaron la velada, no hicieron sonreír.
A ver. Dice el camarero:
- Aquí les presento la zarzuela con nata de azafrán y no se qué.
Ni zarzuela ni azafrán ni ná. Lo primero que pruebo es la nata.
-¡Sabe a ajo! ¿Y la zarzuela? ¿Estará dentro de la pastilla de filo? ¡Oh no! Esto es la brandada de lluç de bou (ya decía yoooo).
Es un ejemplo y como este unos pocos más. Pero para verlos hay que fijarse mucho, fijarse en los gestos de todos, en las idas y venidas, en sus comentarios... y además disfrutar de tu compañía y la velada, no lo olvidemos. Podría pasar desapercibido con facilidad. Lo pasamos en grande y cenamos como reyes.


No les cuento más, no sea que así les de motivos para criticar lo que no han visto, lo que no han vivido, lo que no han leído. Vayan y opinen.

A Santi si que le diría algunas cosillas... -¡Qué horror de rúcula!- Eso o es que estoy muy acostumbrado a la que crece en nuestro huerto y cualquier otra cosa que pretende llamarse rúcula me sobra. Lo siento, esto no se me podía quedar en el tintero. El resto si se queda.

También le debo algo para mí muy importante. Me reafirmo en mis gustos. De los perfumes alimentarios me apasionan los de la trufa, fresas, el ajo, los cítricos, azafrán, escalivada, las setas... pero por encima de todos ellos está la vainilla. ¡Qué plátanos! ¡Qué vainilla!

SUPERIOR, Sr. Santamaria, SUPERIOR


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2 comentarios:

  1. que endivia!!!!!

    digo envidia!
    envidia
    envidia
    envidia
    envidia
    envidia
    envidia
    envidia

    yo tambien quiero!!!!

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  2. Me sumo a la envidia cochinacea!

    Mi venganza será terrible en Arzak... donde por cierto, me llevaré una mochila con libros para conseguir alguna firmita que otra...

    CONTINUARÁ...

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