He empezado a viciarme con Pepe Carvalho gracias a un regalo de mi pareja en estas pasadas Navidades. El detective gourmand bien merece un artículo exclusivo que publicaré en un futuro. El motor de esta primera entrada de “Recetas criminales” es haber descubierto la cantidad de publicaciones que han mezclado novela negra y gastronomía.
En Gastromimix ya hemos recomendado caníbales y asesinos de chefs, así pues, quien mejor para comenzar que la Reina del Crimen, aunque ella, con menos pretensiones aristócratas, prefería hacerse llamar la Duquesa de la Muerte: Agatha Christie (1890-1976).
En 2006 se publicó el libro Crèmes & châtiments. Recettes délicieuses et criminelles d’Agatha Christie, escrito por Anne Marninetti y François Rivière y editado por Jean-Claude Lattès.
A España llegó de la mano de Vergara-Ediciones B en abril de 2007, traducido por Dolors Gallart y titulado Cremas & castigos, recetas deliciosas y criminales de Agatha Christie.
A España llegó de la mano de Vergara-Ediciones B en abril de 2007, traducido por Dolors Gallart y titulado Cremas & castigos, recetas deliciosas y criminales de Agatha Christie.
La leyenda de esta escritora la resumen en una sola: glotonería. Fue una gran amante de la vida y los placeres, trufó su obra de referencias a la tradición culinaria inglesa y sus ochenta y seis años los vivió como una larga y hedonista sucesión de placeres que la llevaron a convertirse en leyenda.
En el marco de las sesenta y seis novelas de la Duquesa de la Muerte, la menor copa de coñac puede resultar fatal, el más banal sándwinch de pepino puede bastar para mandar a cualquiera directamente al purgatorio… Este libro recopila ochenta y ocho recetas en las cuales no encontraréis ni rastro de arsénico o estricnina, tan sólo muestras de sabrosa cocina británica, aunque haya mucha gente que dude de la autenticidad y calidad de la gastronomía inglesa…
Que se sepa, ninguno de los amigos de Agatha Christie sucumbió tras la ingestión de uno de esos platos preparados por ella en el número 22 de Cresswell Place o en la cocinilla de su vivienda de paso en Swan Court…
En todo caso, yo no sería el primero en dar el primer bocado, por si acaso…
bendito descubrimiento, si te gusta me atrevería a recomendar a un auto italiano, ANDRAEA CAMILIERI, y su inspector Montalbano. Las novelas pasan en Sicilia y el nombre del inspector es un homenaje al gran Vázquez Montalbán.
ResponderEliminarHola popep,
ResponderEliminarComo comentaba, estoy preparando varias entregas de relaciones criminales-gastronómicas. Descubrí a Camilieri en un artículo de la revista "Descobrir Cuina" (ahora llamada "Cuina") que ahora ando rebuscando sin éxito en mi biblioteca... En cuanto lo encuentre, tendrá artículo propio...
La próxima entrega será para presentar al antecesor de Pepe Carvalho, primer "detective gastrónomo" de la novela española... ¿Alguien se sabe de quien hablo?...
Saludos y gracias por el dato!
Amigo Pantxeta:
ResponderEliminarAsí a bote pronto y sin rebuscar demasiado podemos leer al "Comisario Maroto" (de Cesar Ibáñez) y al poli "Leo Caldas" (de Domingo Villar).
De hecho creo que la socorrida figura del detective metido a gourmet es ya demasiado común en la literatura policíaca made in Spain. Es tan solo una opinión.
De todos modos desconozco ese antecesor de Pepe y estaré encantado de leerte en cuanto lo escribas.
Un abrazo
Si quieres jugar a detectives cocinólogos entra aquí:
ResponderEliminarhttp://abocaditos.blogspot.com/2008/10/la-detective-culinaria.html