Atrás han
quedado algunos productos de lujo con los que antes cocinabamos nuestros
platos, se los ha llevado la crisis, como muchas otras cosas. Lo que no se ha podido llevar es nuestra
ilusión por cocinar.
Sin ánimo de
encasillarme en ninguna parcela siempre he dicho que soy un cocinero de
puchero, de los que hacen estofados y braseados a fuego lento. Un cocinero al que le molesta lo superfluo y
la materia prima de mala calidad. Respeto por la técnica, por el producto y
hacia el comensal son los pilares que mueven mi cocina. Me gusta la sorpresa en cualquier formato
cuando me siento al otro lado de la barrera y desde los fogones lo intentamos,
pero también desde la sala, en la acogida o en la despedida. Un plato vacío y que el cliente vuelva son la
mejor recompensa. Poder hacer frente a
los dispendios cada mes supone otra gran satisfacción. Por otro lado, soy un aférrimo defensor del
producto de proximidad y de elaborar todo aquello que está a nuestro alcance. Si lo sabemos hacer se hace, no se compra. Los productos de 5ª gamma no entran en mi cocina, es una cuestión de principios.
Producto de
proximidad. Mientras que a algunos se
les llena la boca con esa novedad del km0, nosotros llevamos trabajando así
desde hace generaciones. Del huerto al
plato. Procesar lo que la huerta nos da,
a veces poco o mucho, a veces demasiado, y las más de las veces todo de golpe supone
un reto personal año tras año dificil de transmitir. No tirar nada, esa debería ser la base de
todo buen cocinero. Y para eso no hace
falta pasarse 18 horas en la cocina, basta con organización y saber hacer. Por supuesto, un buen equipo se hace
imprescindible. Cultivar lo que precisas
para cocinar, ayudar a las vides para que nos dejen una buena uva para hacer el
vino, vigilar los olivos para las aceitunas y el aceite, compostar los residuos
orgánicos del restaurante, criar aves, conejos o cabras, salir al bosque en
busca de lo que nos regala… Eso es la base
de nuestra cocina: nuestro vino, nuestro vinagre, nuestro aceite, nuestras
patatas, nuestras hierbas… Todo regado
con el sudor de la frente y la fuerza del corazón.
¿Qué ha
cambiado en estos últimos años? Fácil,
hemos desterrado de la carta del restaurante aquellos productos caros y
sobrevalorados que no nos representaban.
Hace tiempo que no veo unas espardenyas o unas grandes gambas de
costa. Con cuenta gotas matenemos la
trufa y el foie. Los pescados han pasado
del rodaballo salvaje al bonito, la palometa, jureles, boquerones y
sardinas. Los moluscos casi han
desaparecido, puntualmente y bajo demanda ahí están pero comprar, lo que se
dice comprar casi casi lo tengo prohibido.
Sondeo en los mercados, compra al mejor precio. Productos que requieren de la destreza del cocinero
para darle un valor añadido. Pescado grande
al corte, las supremas pertenecen al pasado.
Rabo de buey, carrilleras, mollejas, tripas… menos solomillos y
entrecottes, más aves de corral, más conejos, pollos y patos, eso sí de casa, no de
Pekín.
Grandes líneas
de trabajo para una buena economía en nuestra cocina. (1) Trabajar harina. Hacer pasta fresca, masa de coca, de pan,
hojaldres, buñuelos… y croquetas!!! Ese master en reciclaje!!! (2) Trabajar la patata de cosecha, mágico agradecido
tubérculo, aún a pesar de sentirte protagonista en Can Patata. (3) Reinventar los arroces, caldosos, secos o
cremosos, al horno, en cazuela o en paella.
(4) Devolver a la tortilla su esplendor, cerradas o abiertas, rellenas o
huecas, redondas o ahusadas, de mil cosas.
Pero sobretodo, no tirar. No
tirar y saber reciclar. Esa es nuestra
cocina de recursos. Eso y comer lo que
toca, ahora habas y ajos tiernos, ayer brócolis y coliflores, mañana pimientos
y berenjenas.
Privilegio el de mis ojos que lo han visto repetidamente y mis palatales sensores que lo han gozado.
ResponderEliminarEs lo que hay: sentido común y sabor.
y que dure amigo mío
EliminarMolt, molt bo. I com aconsegueixes una meravella per gaudiment del qui s'asseu a la teva taula!
ResponderEliminarGracias Sara, es lo que mejor sabemos hacer, por no decir lo único.
EliminarEstoooooo.... vendéis por internet?
ResponderEliminarTodo se andará, de momento salimos puerta a puerta y poco más.
Eliminarres a objectar a aquesta declaració de principis, al contrari, felicitar-te per expressar-la... i per practicar-la. ben aviat vindrem a comprovar-ho una altra vegada amb una clienta nova ;-)
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