Así pues, llega a la biblioteca de Gastromomix el libro de Maria Dolors Boadas, publicado en primera edición en noviembre de 1990 de la mano de Columna Edicions en Barcelona:
ELS CÒCTELS DEL BOADAS - COCKTAIL BAR
Boadas pintado por Germán Monzó |
Miquel Boadas "era hijo de emigrantes catalanes establecidos en Cuba. Nació en la Habana en 1895 y muy pronto se interesó por el negocio familiar, la taberna donde dio los primeros pasos en lo que se convirtió su profesión. A los diecinueve años ya trabajaba en el famoso bar Floridita, verdadero centro internacional de la coctelería".
En 1926 volvió a Barcelona donde trabajó en diversos locales de prestigio. Finalmente, en 1933, inauguró el Boadas Cocktail Bar, su propio local donde desarrolló un infatigable y encomiable trabajo, continuado por su hija Ma. Dolors y su yerno Josep Lluís.
Del prólogo se encarga, como no podía ser de otra manera, Manuel Vázquez Montalbán. "Una declaración patriota" donde defiende a los cócteles como "una bebida tan urbana como los taxis y la novela negra, tres pilares que hacen tolerable la ciudad. Exquisiteces urbanas, construcciones artificiales, brebajes que hacen compañía y que ayudan a la transformación del imbécil del doctor Jekyll en el animado mister Hide. Corto o largo, el cóctel es la única droga postmoderna aceptable, ya que reúne diferentes culturas del alcohol y del color al servicio de la cultura del sabor".
Y por supuesto, encuentro entre sus páginas los dos cócteles con los que arreglábamos el mundo hace un mes: el Grasshopper y el Mar Blau. Con el valor añadido de que los cócteles del libro marcados con asterisco son creaciones exclusivas del Boadas, cosa que sucede con el Mar Blau.
Grasshopper:
Preparar en una coctelera hielo, 1/3 de crema de menta verde, 1/3 de crema de cacao blanca y 1/3 de crema de leche. Agitar y servir en una copa de coctel.
Mar Blau:
Preparar en vaso mezclador hielo, 1/2 de ginebra, 1/2 de vodka, una gota de Parfait Amour y una gota de curaçao azul. Mezclar y servir en una copa de coctel adornado con una guinda.
Boadas Cocktail Bar pintado por Opisso en 1940 |
Como dice el padre de Carvalho, "Can Boadas básicamente es un lugar donde siempre se quiere volver y, a veces, si por lo que sea has retrasado demasiado este retorno, cuando traspasas el umbral te invade la satisfacción doble de que todo continua como siempre: el local y tú mismo. ¿Se puede pedir algo más?".
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