sábado, abril 20

Arturo Pardos Batiste - Duque de Gastronia

Querido amigo gastronita:

Hace unos pocos días durante una sobremesa nocturna de tertulia gastrosófica agarré un libro de la mesita y leí unas líneas a los invitados. De hecho nadie había oído ni siquiera hablar del Duque de Gastronía,  ni de la Gastrónica, los SIC (gente Sensible, Inteligente y Culta) o los CQQ (Cómo Quiero Que…).

Pues bien amigo mío, usted que es más SIC que tumbaollas, comprenderá que en esta ocasión comparta con nuestros amigos unas líneas sobre Arturín, ese elocuente mago de la escritura gastrónica que tan buenos ratos nos hace pasar.

Brevis introductio ad Arthurum:

Arturo Pardo Batiste (Madrid, 1942)

No he tenido la suerte de conocer en persona a Arturo Pardos, aunque quizás en un futuro podamos ponerle remedio. Como cuándo nos acercamos a Lleida para charlar con Lladonosa, a Tudela para conocer a Gaspar Rey o a Madrid para comer donde Sacha.  Como suele acontecer actualmente, lo virtual también acerca a las personas y es así como he podido ir siguiendo la pista a tan sugerente personaje. Puedo sacar algunas conclusiones tras la lectura de alguno de sus libros, puedo decir también que le conozco un poco, por lo pronto, un poco más de lo que él me conoce a mí.

Donostia, 1995

Descubrí el fin de la Gastronomía y el nacimiento de la Gastrónica a mediados de los noventa, con una muy entretenida “Crítica de la Gastronomía Pura”, premio de la crítica en el V Salon Internacional du Livre Gourmand de Perigueux. En un temerario ataque de emoción incluimos el discurso gastrónico en el temario de Cultura Gastronómica durante mis clases en La Escuela. Quizás se incluya en aquella famosa lista de lecturas recomendadas que celosamente guardas. Mis neuronas revolotearon alteradas con la lectura de este libro y todavía hoy discurren alteradas por esas más que cuestionables hipótesis con las que frecuentemente sustenta teoremas aparentemente razonables. Seguramente hoy lo volvería a mostrar a mis pupilos aunque no como temario, válgame Dios. Ya lo decía antes. Una temeridad. Eran otros tiempos y yo un petulante maestrillo de perolas y fogonazos. Pero a lo que íbamos y abreviando:

Arturo Pardos es un extravagante ilusionista de elegante postura, crítico narrador, intrépido hacedor de palabras, pensador al punto irreverente, un genio de sarcástico y casuístico discurso gastronómico. Creador del escenario más bello para el Teatro de la Gastronomía. Arquitecto, profesor, dibujante, escritor, experto en la obra de Dalí, mago y una eminencia del gastropensamiento freudiano más abstracto y pintoresco.
Ay amigo mío, no sabes bien cómo sus personalísimas ilustraciones y dibujos me recuerdan a los que en su día hiciera Saint-Exupéri.

He ido siguiéndole la pista a lo largo de los años y no deja nunca de sorprenderme. El año pasado volvió a llamarme la atención con su último best-seller “Cómo Quiero Que me sirvan el vino”, también premiado en el VI Salon Internacional du Livre Gourmand de Perigueux como el mejor libro profesional sobre el vino publicado en España. Buena falta  nos hacía un libro así. Desde sus páginas describe con destreza la etiqueta adecuada para el servicio del vino, de nuestro vino, no el del sumiller. Toda una lección de procederes para la sumillería del país. De donde se entiende que El Duque de Gastronia se lo ha bebido todo.

“La ignorancia y la dejadez en el servicio conducen, inexorablemente, a la destrucción del placer.”

No me perdono el haber perdido la oportunidad de tomar mi alternativa en la Gastroteca de Stéphane y Arturo,  como tampoco nos perdonaría don Arturo si descuidásemos a Stéphane Guérin. Ella es, seguramente, el alma cocinante del Ducado de Gastronia, y él se presenta como su honesto intérprete y más fiel admirador. Mas debo guardar silencio en esta empresa pues me declaro un imperfecto ignorante. Como bien decía antes, quizás en un futuro podamos perdernos por Alcabón o donde fuera que se hayasen para dialectar y entroncarnos un buen cocido, el cocido de la madre.

Alegia, 1997

Y por último, mientras me hallo inmerso y atrapado en la lectura de “El ocaso de las paellas” , se me ocurre escribir estas líneas y convidar a conocer un poco más al maestro de ceremonias más enigmático de toda la historia a través de este ÁgapeAnaléptico narrado por Patricia Nieto o visualizando y escuchando esta disertación sobre las paellas en La Luna de Valencia con Alfonso Ortuño y Fernando Sánchez Dragó.


A más ver añorado amigo.

2 comentarios:

  1. Para que luego digan que la retranca es un invento de gaitalandia.....

    Está usté sembrao, master, se nota que le viene bien cumplir años. Y que conste que ya me hubiera gustado a mí meterle mano al tema, pero, qué quiere, no hubo valor....

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  2. Querido Xesco,

    Entrevista gastrocósmica la de este trío. El casco, el antifaz y el escudo servirían de mucho acá en Locombia. El Duque de Gastronia entraría en cólera y provocaría sangrienta escabechina al ver y degustar (si se atreviera) las atrocidades paellísticas que me encuentro por estos parajes. Creo que con nuestro amigo Pisa se convertirían en Paella Serial Killers...

    Le mando un nostálgico y arrocero abrazo.
    Pantxeta

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