Hoy descubro un librito de narraciones populares del prolífico folclorista Joan Amades: Auca dels costums de Barcelona, volumen I, Barcelona-Gracia, 1937. El libro explica las tradiciones y costumbres que "la muy noble ciudad de Barcelona" celebraba hace una centuria, es decir, en el siglo XIX. En concreto os transcribiré más abajo la que da nombre a esta nueva entrada: Tots Sants, Panellets (dia 1 de novembre)
El mismo Joan Amades nos explica en el proemio que los niños barceloneses seguían las fiestas ciudadanas a través de un auca titulada "Auca de les funcions de Barcelona". Así pues, él mismo seguirá los pareados y los epígrafes de dicha auca para explicar las costumbres de la ciudad, alegando que siempre es grato sentirse por unos momentos como un niño por mayor que uno sea. Por ello, sobresalen los aspectos que más impresionaban o interesaban a los niños.
No he querido recurrir a ningún cutretraductor automático gratuito de los que danzan por la red, pero sí que me ha servido puntualmente el traductor automático de la Generalitat... eso sí, para palabras sueltas, no para el texto completo... Pecador e inconsciente que es uno..., me he permitido la osadía de traducir, a pelo, al maestro Amades. Que me disculpen los puristas, ahí va eso:
Este día era considerado como la primera fiesta invernal; era de rigor vestirse de invierno y, sobre todo, ponerse los abrigos. Estaba mal visto hacerlo antes de este día; también se consideraba excéntrico hacerlo más tarde, fuese cual fuese la temperatura, tanto si uno tenía calor como si no. Los que se vestían de invierno y usaban abrigo antes de Todos los Santos se consideraba que sufrían alguna enfermedad, se les tenía por tontos o por extravagantes; y de los que no se ponían el abrigo este día, todos daban por hecho que no tenía.
Según la creencia popular, justo a mediodía, todas las almas del purgatorio salían y se dirigían a las casas de sus respectivos familiares para pasar con ellos unas horas de reunión y recogimiento. Si notaban que su pérdida había sido sentida, al volver al purgatorio se sentían aligeradas de sus penas; y, al contrario, si entendían que los suyos ya les habían medio olvidado y no sentían su muerte, la estancia se les hacía más penosa.
Se creía que, en silencio, convivían con los suyos; por este motivo se les ponía el plato en la mesa y se les servía la comida. Según el dicho popular, si no comían y el plato quedaba intacto, era indicio que las almas estaban satisfechas; y, si al contrario, comían, entonces es que sufrían en el tránsito. También se les dejaba preparada la cama donde dormían cuando estaban vivas.
Durante la castanyada, era obligado beber mistela o malvasía de Sitges."
Así que ya sabéis, nada de abrigos hasta dentro de 12 días!!!!
Y en breve, Xesco os presentará la receta para hacer vuestros propios panellets...
¿Vestir o no abrigo en función de la fecha en lugar del termómetro? Y yo me quejo de que vivimos en una sociedad pendiente de la imagen. No soy precisamente un punkie que vive al margen de las convenciones sociales, pero alguna cosa hemos ganado respecto a este tema.
ResponderEliminarAl bueno de Joan Amades le daría un jamacuco si se diera un garbeo por nuestros supermercados y viese los turrones a la venta antes de la castañada. Por que eso si, la practicidad vale para todo: para vestirse en función del tiempo si, pero también para intentar encasquetar sean las fechas que sean.
¿Y como nos verán de pintorescos a nosotros dentro de cien años? Curioso me hallo.
Jeje, yo creo que de aquí a cien años no entenderán lo de pasar frío asando castañas en la calle y que nosotros, pobres golosos, nos consoláramos manos y estómago con una papelina llena de calientes castañas... Ellos le darán al play con un botoncito del Aipadchefsofgüer2111 y una maquinita se las asará, pelará y pondrá en un bonito y antiguo plato del siglo XX para sorprender a los amigos mientras se dan de tortas en la Güiiiii para entrar en calor... JARL
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