jueves, diciembre 15

La fira de Santa Llúcia por Nèstor Luján

La "Fira de Santa Llúcia" y de pesebres es bien antigua. La primera referencia que se conoce es la del inefable "Calaix de Sastre" de Rafael Amat Cortada, baró de Maldà. La referencia es de 1786 y dice así en su pintoresco catalán que me permito traducir:

"Día 13 de diciembre, Santa Lucía, Virgen i Mártir. Hubo fiesta dentro de la Catedral, en la capilla y el altar donde se le venera, de un lado, la imagen de Santa Lucía (cuyo altar y capilla son de maestros de casas), con alguna relíquia; y fuera de los claustros de la capilla y altar de Santa Lucía ; con la feria justo delante en la calle, de muchas casitas de pesebres, cabritas, palacios del Rey Herodes, primorosas figuras de barro y cartón, de imágenes de santos y pastores, bueyes y mulas y otras bestias que buenos empujones reciben de la gente por la calle, dentro de la capilla de Santa Lucía, claustros, capilla y altar de la Purísima Concepción, donde se ofician cantos por los Srs. Curas en estos nueve días de la novena, dentro de la 'Seu' para que la gente oiga misa y se encomienden a la gloriosa Santa para que les conserve la vista y la claridad"

Amén, añade Néstor Luján en su libro "Mitos, leyendas y creencias".

fuente: Miguel Ángel Almodóvar

El baró de Maldà, habla de la Fira como algo de costumbre arraigada, siendo curioso que no existan otras alusiones contemporáneas. "Santa Llúcia, a tretze dies de Nadal" ha sido una devoción de gran transcendencia. Esta celebración representaba la entrada definitiva en el período navideño y constituía, además, una gran fiesta popular "rondallera" y alegre.

Santa Lucía, como era la protectora de los ciegos, era también patrona de las modistas de la antigua costura, que por algo necesitaban una fina y sutil vista. En general, bajo la protección de Santa Lucía, se han acogido tradicionalmente muchos de los oficios que requieren un esfuerzo visual, como el gremio de los relojeros, oficio que necesita un indudable esfuerzo de precisión óptica.

Lo curioso, es que esta festividad adquirió una gran animación en la calle porque, como imitación de las modistas francesas que revoloteaban alegremente por París el día de Santa Caterina, las célebres catherinettes, las modistas barcelonesas se lanzaron también con alegría y devoción popular a las calles de su ciudad. Por aquel entonces y en consecuencia, los estudiantes empezaban de manera extraoficial sus vacaciones navideñas colgando en las puertas de las aulas la siguiente rima:

"Si las costumbres son leyes
y las leyes respetamos
en esta clase no entramos
hasta después de Reyes" 

"Y el día acababa en una inocente algarabía muy del siglo diecinueve"
Concluye Luján.

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