
Que los cocineros se conviertan en seres mediáticos y los medios de comunicación les veneren me parece un poquito bien y digo un poquito porque lo que me temía está a punto de ocurrir y sino tiempo al tiempo. La prensa rosa se aburre y ha encontrado aquí otro filón del que rascar. Pronto sabremos más de sus vidas privadas que de sus creaciones culinarias y puedo asegurar que la vida nocturna de los trabajadores de los restaurantes es como la de los músicos, para sorprenderse y llenar un libro de relatos muy pintoresco.
He leído u oído declaraciones de Arola, destroyer pijo-mod, en un lamentable tono ordinario, de Berasategui, más sensato y moderado, de Juan Mari, recordando viejas rencillas y que estas cosas Santi ya las tiene, que no le coge por sorpresa vaya. Y otras más o menos disonantes de Pedro Subijana, Fermí Puig y otros. Juan Mari, por cierto recurrió también a la envidia y yo quisiera recordar que la envidia es también una herramienta para potenciar la creatividad y un ente motivador.
En el marco de la Alta Cocina, el debate Cocina de vanguardia versus Cocina clásica está servido pero aditivos si/no no me interesa. Por supuesto el consumidor debe estar informado y para ello están las autoridades, ya está. Lo que ahora es vanguardia lo dirá el futuro y no el presente. Esta nueva cocina tecno-emocional que se ha definido puede gustar o no y cuajar o no, pero está ahí, para uso y disfrute de cuantos afortunados tengan ocasión de sentarse en tan afamadas mesas. De momento es un movimiento más, con sus seguidores y detractores, de manera que ni unos ni otros deben ser desprestigiados.
Si el debate es entre tipos de cocina es de recibo poder escuchar más voces, sobretodo las voces de la vieja guardia, de los que se nutren del recetario clásico de toda la vida y tan reacios son a las nuevas técnicas o los productos químicos autorizados y también la de tantos y tantos jóvenes cocineros fascinados por las texturas y emociones de la cocina de vanguardia. Se está tejiendo una red de discípulos adriáticos que está asentando lentamente lo que hace unos años solo encontrabas en Cala Montjoi.

Y los que acusan ahora de falacia, demagogia y deshonestidad a Santi se han aprovechado largo tiempo de su obra, pecan de cobardes y fariseos cuando no son capaces de hacer o decir lo mismo de muchísimo cocinero deshonesto, fantasma y demagogo.
Este ¡¡¡Todos contra Santi me da nauseas!!! y me avergüenza
Recomiendo la lectura del texto de Philippe Regol en www.observaciongastronomica.blogspot.com y por supuesto el comentario que le hace Flip Planas; no hay desperdicio.