lunes, septiembre 27

¿friki o gourmet? ¿nubes o marshmallows?

Marshmallows… vaya con los gringos. Para mi generación siempre fueron nubes. Nubes de color rosa por fuera y blancas por dentro. Nubes de aquella generación que nos pasábamos los meses de verano entre abuelos felices y padres currantes. Nuestras grandes ocupaciones eran jugar al frontón cada mañana, dorar nuestros cuerpos en la piscina sin miedo al señor ozono, partirnos las espinillas en duelos de fútbol contra los apartamentos rivales y, sobre todo, montar nuestras bicis cual angelitos del infierno para ir a comprar “chuches” a la “Pane”, a la “Manuela” o al “Súper”.  Los helados favoritos eran el Drácula y el Popeye de naranja o de limón que costaba la friolera de 25 pesetas. Entre las “chuches” triunfaban las colas, los petazetas, los palotes, las regalices rojas, los plátanos y, por supuesto, las nubes!

Hace días me acerqué a una de mis tiendas favoritas de Barcelona, delishop, con la intención de comprar unos regalillos y, de repente, abalanzándose desde el lineal sobre mi aletargada memoria cual dejavú en Ratatouille: FLUFF, the delicious american marshmallow spread.

Estos americanos de Lynn (Massachussets) llevan décadas en el negocio. Basta dar una vuelta a su web y descubrir las gastrofrikadas que nos ofrece el producto. Encontramos el fluffernutter, anuncio incluido, que propone un sándwich de Fluff y mantequilla de cacahuete… juro ante mi afilado Global probarlo o hacerme el hara-kiri. Cáspita, también un libro de recetas que te puedes bajar en formato pedeefe… The Yummy Book, bizarro total!

Flipando me quedo al descubrir que en los años 60, Walter Mischel, de la Universidad de Stanford, estudió el comportamiento de niños de varias edades metidos individualmente en una habitación sin ningún punto de distracción, y a los que dio un marshmallow bajo una premisa: si querían se podían comer la nube, pero si esperaban quince minutos les darían dos nubes. Aquí os dejo un par de vídeos diferentes y más modernos pero con el mismo objetivo, versión larga y versión corta. ¿Y después de putear a los chavalines, qué? pues publiquemos libros y deuvedeses: No te comas el marshmallow todavía y La fábula del marshmallow.

Frikadas a parte, resulta que hay historia y ciencia tras esta golosina de la infancia. La historia nos dice que ya en el antiguo Egipto se elaboraban unos dulces extrayendo el jugo de la planta del malvavisco (Althaea officinalis), un pariente herbáceo de la malva, que luego mezclaban con miel y frutos secos. En el siglo XIX, los franceses elaboraban el patê de guimauve, el jugo gomoso de la raíz del malvavisco se mezclaba con huevos y azúcar y se batía hasta formar una espuma que luego ponían en moldes.

En la actualidad, los marshmallows se hacen combinando una solución proteínica viscosa, por lo general gelatina, con un jarabe de azúcar concentrado casi hasta la caramelización y batiendo la mezcla para incorporar burbujas de aire. Las moléculas de proteína se acumulan en las paredes de las burbujas, y este refuerzo, junto con la viscosidad del jarabe, estabiliza la estructura de la espuma. La gelatina constituye un 2-3% de la mezcla, y produce una estructura algo elástica. Los marsmellows hechos con claras de huevo son más ligeros y blandos.

La industrialización de la golosina la llevó a cabo el señor Alex Doumakes en 1948, que patentó el proceso de extrusión para producir marshmellos en serie. Los estiraba en cilindros y les añadía finas capas de almidón de maíz y azúcar glas. Con el nuevo sistema de cocción, extrusión y enfriamiento se cambió el artesanal tiempo de producción de 24 horas al industrial tiempo de producción de 60 minutos. A consumir se ha dicho, niños y niñas! La historia de la fórmula secreta y su producción industrial acabó en tribunales con el monstruo Kraft, pero eso ya es otra historia…

Recordando con gente nuestras infancias comunes entre golosinas y nubes, ha salido la frikada más típica a la hora de degustar el dulce. Quemar, churruscar, dorar, chamuscar, flambear, derretir… ya sea a la lumbre de una hoguera campestre y nocturna, guarecidos en casa frente a la chimenea o a mechero directamente. Comerlas por capas chamuscado tras chamuscado, mojarlas en chocolate, añadirles mermelada, usarlas de topping, e incluso añadir agua, darle al microondas y convertirlas en una salsa pringosa.


Para almas menos transgresoras y para las nuevas tendencias dulces que modernizan todo lo tradicional para hacernos caer en las más dulces y pecaminosas tentaciones, hay un par de lugares en Barcelona que merece la pena visitar. El primero en una pequeña callejuela junto al ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet, allí encontraréis el obrador de Laia, 180 graus, donde degustar verdaderas exquisiteces artesanas y poder encargarle espectaculares pasteles y marshmellows auténticos.

El segundo se encuentra en pleno barrio de la Barceloneta. Vioko, es un corredor de doble entrada donde encontrar helados alucinantes, tabletas de chocolates, trufas, macarons, esferas de locura y marsmellows como los de la foto: fresa, vainilla, pomelo, menta, lima o coco. Marcos nos atendió y asesoró estupendamente y nos explicó el mimado trabajo que hacen Lucila y Ana, que se resume en su chaquetilla de trabajo: me gusta lo que me gusta.

Tu eliges, friki o fashion, marshmellow o nube.

5 comentarios:

  1. Molt interessant! i això de Vioko... hi he d'anar ja!

    ResponderEliminar
  2. Sergio acaba de salir corriendo para el Vioko por culpa tuya, ya hablaremos....

    ResponderEliminar
  3. Eres la primera persona que conozco a la que le gustan las nubes. También mi padre q.e.p.d. era la única persona que conocía a la que le gustaba el helado de tutti frutti.

    Como ves, ya somos casi parientes :-)

    ResponderEliminar
  4. Ep, encara hi ha una altra aplicació: fer-ne fondant de núvols :-)
    Com a mostra, una recepta.

    eSedidió: ¡a mí también me chiflan las nubes!

    ResponderEliminar
  5. @Paco, dile a Sergio que no se pierda los bombones esfera... vicio total!

    @eSedidió, poco a poco van saliendo lazos... en algún momento llegará el brindis cara a cara con su correspondiente condumio, en Ca l'Esteve, sin dudarlo!

    @surfzone, buena jugada la del fondant!

    ResponderEliminar