miércoles, octubre 22

Carme Ruscalleda i Serra


Nunca me gustó hacer crítica de restaurantes pero atendiendo a la demanda esta vez voy a hacer opinión sobre uno de ellos: el Sant Pau de Sant Pol de mar.

Era y soy un admirador de Carme Ruscalleda (dona catalana amb empemta*), le deseaba las estrellas desde hace mucho tiempo y tenía muchas ganas de ir, quería ver cómo estaba todo, deseaba confirmar mis anteriores buenas sensaciones así es que reserve mesa en julio para este mes de octubre. En realidad quise ir para entonces pero como no había lugar consulté mi agenda y la visita quedó aplazada por un tiempo. No era importante la espera pues la última vez que estuve en el Sant Pau fue hace ya unos años, todavía no tenía las tres estrellas y yo tenía barba. Desde entonces nada ha variado demasiado, y eso es bueno sí, se ha evolucionado sobre unos pilares sólidos, se ha madurado y perfeccionado aunque como nos dijo Carme Ruscalleda durante los postres “la perfección se alcanza allí arriba”, así que teniendo en cuenta el tiempo transcurrido y la categoría alcanzada la primera impresión fue de sorpresa, sentados mirando al mar me acordé cuando de chaval estuve alguna vez de cara a la pared y el humor nos hizo sonreír).


Solventado este injusto “castigo” y de perfil a la galería estaba comenzando la sesión, silencio, apaguen los celulares, observen su entorno mientras disfrutan de la lectura de la carta y del micro menú de aperitivos inspirados en la ciudad de Tokio (foto01).

Los centros de mesa deben ajustarse a nuestra nueva posición, compartimos camarero con la mesa de al lado, mesa que ocupa una pareja china, occidental y solvente. La indecisión al escoger y la estrategia del cambio nos cuesta el turno, ellos irán por delante.

Degustación hecha a medida (foto02) pues el menú de la casa (129€) ese día se nos hacía largo y el jefe de sala nos lo puso fácil; compartiríamos dos entrantes y acabaríamos con un segundo para cada uno, el postre servido todo junto, no en dos tiempos y con los cafés, los divertimientos de pastelería (foto03).
Para el vino lo mejor fue la ayuda del sumiller, un blanco porque así lo decidimos nosotros, pero con detalles, aromático floral o afrutado, sin paso por madera, nada ácido y si es posible con encanto. Mis felicitaciones por tan acertada elección, sauvignon blanc del 2007, si acaso fue prudente y listo. A mí me encanta que el vino sea de la tierra, de esta tierra y no de la otra.

Al Sant Pau se va a disfrutar de una cocina de corte mediterráneo, sin problemas para acercarse a las recientes influencias niponas y sin prisas. Hay que ir preparado para las raciones que nos proponen, mosaico de sabores, colores, texturas y olores concentrados en un centímetro cuadrado ¡todo concentración!

Una vez más, la alta cocina no nos deja indiferentes y brindo por ellos, fue una agradable experiencia.

*(mujer, catalana y emprendedora)

3 comentarios:

  1. Amigo Xesco:
    He dado una rápida pasada por tu blog, y veo que estás muy activo. Has presentado una muy buena selección de libros de cocina y esta entrada sobre el Sant Pau, me ha parecido estupenda. Elegante y concisa, nos permite adivinar un conjunto agradable, en el ambiente de Carme Ruscalleda, de la que sigo con atención sus actividades profesionales gracias a los medios y a sus libros.
    Un saludo,
    Sebastián Damunt

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  2. Gracias Sebastián por tu comentario. Me alegro que te agradase la selección de libros pues es mi pequeño tesoro y más viniendo de tí. Se inteta.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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