martes, agosto 3

Pedir peras al olmo, o poca sal en la mollera...

"Pedir peras al olmo" es una frase figurativa y familiar que se usa para explicar que "en vano se puede espera de alguien lo que naturalmente no puede provenir de su educación, de su carácter o de su conducta". Tal es la definición del Diccionario de la Real Academia Española.

Ignoro por qué motivos el olmo, un árbol muy abundante en España y en general en todo el occidente de Europa, ha sido el símbolo de la espera inútil. Pero existe una expresión francesa: "Attends moi sous l'orme", que quiere decir, con una cierta ironía, que se espera inútilmente. Es decir, lo que nosotros expresamos gráficamente como "ya me puedes esperar sentado". Así pues, dentro del prestigio negativo del olmo, pedirle peras es pedir lo imposible, pedir lo que no se puede esperar que ocurra.

Lope de Vega alude a los olmos del Paseo del Prado de Madrid en varias obras usando este refrán popular para pedirles inútilmente que den las peras como fruto.

"Tener poca sal en la mollera", o ponerle a uno sal en la mollera significan, respectivamente, ser poco inteligente o no tener discreción, juicio y cordura. La mollera es la parte más alta del casco de la cabeza junto a la comisura coronal, y significa también inteligencia. Así, "un duro de mollera" es un ser porfiado y tozudo y, también, muy rudo para aprender.

La expresión de "poner sal en la mollera", que encontramos en el Don Quijote (parte I, cap. XXVIII), está usada no solamente en el sentido de avivar la inteligencia sino también de posible escarmiento por la estupidez. Reprende coléricamente Don Quijote a Sancho por el desacato a la discreta Dorotea diciendo: 
"Voto...-y miró al cielo y apretó los dientes- que estoy por hacer un estrgo en ti, que ponga sal en la mollera a todos cuantos mentirosos escuderos hubiere de caballeros andantes, de aquí adelante, en el mundo!"

Añadir que existe otra expresión relacionada con mollera que es a base del verbo cerrar. Ser "cerrado de mollera" quiere decir ser poco inteligente, pero en cambio, encerrarse la mollera también significó antaño tener juicio. Así el refrán "cuando el niño sabe decir piedra, se cierra la mollera".


Así pues, para saber, entre otras muchas cosas, en que preciso instante el salmonete se convierte en salmón, recomiendo para este agosto un maravilloso libro de donde me he permitido transcribir la información de arriba. Escrito, nada más y nada menos, por el prolífico Néstor Luján y titulado "Cuento de Cuentos", editado por Folio en Barcelona 1993. Explica el "origen y aventura de ciertas palabras y frases proverbiales":

Baño María, bouquet, carne de cañón, carpaccio, huésped, guateque, pacharán, pic-nic, sarao, snob, esnobismo, tertulia, tisana, un pepito, yogur, majadero, mentecato y botarate. Unas pocas. Para abrir boca y estimular neuronas.

1 comentario:

  1. "2000 refranes para comer" por Juan José lapitz y Ana Lorente.
    Edita Ondarribi Grafikagintza en 2009
    Agotada 1ª edición
    Prix literaire de la gastronomie 2009

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