Cocinar es
manera de vivir,
del estilo de
los sentidos
del placer por compartir.
Platicar con el fuego
al mangonear la sartén
Prender llama de
pasión
con mimo pausado
y firme, al por menor.
Jocoso y
cachazudo guisandero del pasado y del presente
Nigromante seductor
custodio de cochura y sazón
Venturosos
quienes cuecen, manducan y danzan al son del puchero.
Alquimia
candente de misterio picante
Ahí donde
palpitan índice y pulgar.
Pasión íntima, cerril
y visceral
Manto que cubre
el rostro
Con ubérrimas
lágrimas de corte salado
A pie entre
fogones husmeando, monologueando
Al calor de la
marmita celosa, guardiana de enjundias secretas
De la brasa que
revienta, que da de todo salvo compaña
Aroma de
pensamiento ardiente, gusto distraído y textura colorada
Del gaznate al
pilón
Con alevosía y
premeditación
Alborozo
sinsentido que
en partiendo del
corazón acaba en el fogón.
Manos diestras que
danzan en armonía,
Que sazonan,
moldean, palpan, envuelven y alistan
Seguras, tersas
y esculpidas
a la sombra de
fuego y arma blanca.
Nocturnidad
perseverante
de café, copa y
puro.
Alejado de los
tuyos,
rodeado de
perolas en festivo
y luz artificial.
Servicio de alta
tensión, alerta, concentración,
ritmo,
celeridad, destreza,
recursos, dominio
y control.
Temperatura
excesiva
sudor en la
frente
y cuchara en
mano.
Olores que se
pierden
entre sabores
hallados en la memoria
y de ahí al
plato.
Susurros, amo al
cocinar