No dudamos, en absoluto, de las sabrosas recomendaciones de la rubia natural pero, en el afán de Gastromimix por rescatar y conservar el patrimonio nacional gastronómico-cultural-escrito, presentamos un ejemplar al que sería injusto tildar de "obligada lectura", más bien debería sustituir al obolus como obligado pago a Caronte. Pero como es un tanto dificultoso colocar un libro bajo la lengua, mejor llevarlo cómodamente bajo el brazo o de manera recatada sobre el pecho, y así evitar vagar cien años por las riberas del Aqueronte.
Edición 1929, Bilbioteca Gastromimix |
Estos son algunos de los buenos párrafos de Julio Camba con los que uno debe toparse, como mínimo, una vez en la vida y sin perder de vista su fecha de publicación, 1929:
"Preveo que en el transcurso de muy pocas generaciones el arte de comer habrá sido enteramente substituído por la ciencia de nutrirse. La cocina se muere, y se muere volviendo a sus orígenes migratorios, como el hombre que, al envejecer, pierde la virilidad y cae en el infantilismo"
"Madrid podría defender aún su capitalidad gastronómica, sin la cual no hay ninguna otra capitalidad posible, unificando en una cocina general las diversas cocinas regionales; pero para esto, se necesitaría que los madrileños tuviesen, como los parisienses, una escuela culinaria propia, y carecen de ella. La cocina vasca lucha en Madrid directamente con la cocina levantina, la andaluza, la gallegoasturiana, etc., pero Madrid no interviene en la lucha: la observa pasivamente y se va luego con el vencedor"
"Los franceses han creado una gran cocina, la mejor cocina del mundo, por no decir la única. De esta gran cocina se derivó luego toda una literatura culinaria, y de esta literatura culinaria empieza a derivarse ahora una cocina exclusivamente literaria, que si no está fuera de la realidad, se encuentra, por lo menos, en su límite extremo: una cocina donde los condimentos adjetivos predominan sobre los alimentos substantivos, donde los manjares pierden su gusto en las salsas, donde lo accesorio usurpa el puesto de lo principal y donde todo, en fin, es preparación"
"Pero lo que debemos tener presente siempre que se hable de cocina inglesa, es que en Inglaterra sólo comen unos pocos, y que todos los demás, en vez de comer, se dedican a hacer juegos de prestidigitación con el tenedor y el cuchillo"
"¿Qué clase de cocina quieren ustedes que tenga un pueblo sometido a la ley seca? [...] Los americanos no han tenido nunca una cocina propia, y tampoco llegarán nunca a tenerla. Hasta ahora, su mayor placer gastronómico se lo ha procurado siempre la goma de mascar, y en lo por venir... En lo por venir se alimentarán con nitrógeno puro y carbono purísimo, que dos trust formidables enviarán a todos los domicilios por medio de tuberías"
"Los vegetarianos constituyen una secta entre científica y religiosa formada por hombres de poco humor y de menos jugo gástrico. Esta clase de hombres ha sido siempre muy aficionada a fundar sectas, pero hasta ahora no había formado ninguna que se relacionase tan directamente con los motivos de su descontento. Celebremos, pues, como se debe la sinceridad de los vegetarianos, y a otra cosa. El hígado debe segregar bilis, y cuando en vez de bilis empieza a segregar virtud, es que funciona mal"
"Cuando aparezca en la mesa un plato notoriamente inferior a todos los otros, elógiese sin reservas. Indudablemente, ese plato es obra de la dueña de la casa"
"Cuando en el restaurante le pase a usted el anfitrión la lista de vinos con el designio evidente de que elija usted el más barato, elija usted el más caro. Así los anfitriones irán aprendiendo a elegir por sí mismos unos vinos pasables"
Edición 1987, Biblioteca Gastromimix |
Miguel Utrillo, ilustre periodista, trabó amistad con "el brillante escritor y fino humorista gallego firmemente aposentado en Madrid". Evoca al singular cliente del hotel en un artículo del libro Palace Hotel Madrid, editado por Nacional Hotelera S.A. en 1987 y dirigido por Luis Bettonica.
En el hall del Palace, y tal como relata Miguel Utrillo, se conocieron Josep Pla y Julio Camba, la amistad entre ambos "sólo la separó primero la guerra y después, para el siempre de los humanos, la muerte." Afirma también Utrillo que de Camba aprendió, en todos los sentidos, muchísimas más cosas que en las cercanas Cortes adonde tenía que asistir todas las tardes como corresponsal en Madrid de los periódicos barceloneses El Día Gráfico y La Noche. Fueron compañeros de dominó en una tasca hoy desaparecida, en la calle León, que se llamaba Casa Máximo y que Camba, en su línea de fina ironía, llamaba Chez Maxims. También hubo alguna partida de dominó improvisada en su habitación del hotel, pero eso es otra historia...
Reconoce a don Julio como el hombre más exigente que jamás haya conocido para todo lo que hiciera referencia a las comidas y a la puntualidad. Mordaz, de ojos pequeños y risa comunicativa, "era el hombre más buscado en las reuniones, cuando no cenas, porque también era de una inteligencia fuera de serie, como hoy se dice."
Acaba Utrillo su sentimental evocación con un diálogo imaginario al enterarse, don Julio Camba, que la Dirección del Palace Hotel le ha dedicado uno de sus más hermosos salones:
"¿Qué diría hoy don Julio si entrara en el salón que, con tanto acierto, el Palace Hotel le dedicara? Yo creo que diría a quien le acompañase:
- ¿Porqué ha hecho eso? Yo no merezco esas cosas.
Y cogiéndome del brazo, pongo por caso, me llevaría a la pequeña rotonda, que era el sitio o rincón que más prefería [porque había el radiador más potente -afirmaba- de todo el hotel]. Y una vez allí, me hubiera dicho, una y otra vez, por ejemplo:
- ¿Ha quedado muy bien, verdad?"
Y deja en el aire otras cuestiones sin responder:
"¿Qué pensaría de que, gracias a Los amigos de Julio Camba, que una vez al mes nos reunimos en Casa Ciriaco, la casa donde naciera, en Villanueva de Arosa, será pronto un pequeño museo a él y a sus obras dedicado? ¿Estaría conforme con la edición de lujo de La Casa de Lúculo ilustrada por Mingote?"
Según Pedro Ignacio López García, al que luego dedicamos unos párrafos, "Camba ingresó por primera vez, como huésped del hotel, el 6 de mayo de 1947. Ocupó entonces la habitación 260. Permaneció allí hasta el 19 de junio de ese año. Volvió al hotel el 8 de julio de 1949, ocupando la 182. Cambió luego, el 2 de agosto, a la 485. Ingresó por fin, como huésped fijo, el 13 de abril de 1954, siendo dado de baja como cliente del mismo el 28 de febrero de 1962, fecha de su fallecimiento. Ocupaba entonces la habitación 383".
del libro Palace Hotel Madrid |
Miguel Utrillo nos relata también la anécdota que dio origen a este clásico de la gastronomía española. Así que, con su permiso, transcribo aquí sus letras:
"Encontrándose en Lisboa, este hombre fabuloso que se llama don Pedro Sáinz Rodríguez, le dijo un día a don Julio Camba:
- Usted tendría que escribir, con lo que sabe de cocina, un libro sobre la cocina española...
A lo que don Julio respondió:
- Para eso estamos, querido don Pedro. Usted olvida que yo escribo para comer. ¿De qué comeré, si encima tengo que escribir sobre la cocina española?
Pero don Pedro encontró una fórmula. Don Julio iba escribiendo y comiendo. Porque don Pedro le iba pagando religiosamente todas las entregas... Este es el origen del fabuloso libro La Casa de Lúculo, aún hoy de rabiosa actualidad" [1987]
Pedro Ignacio López García
Dos trabajos imprescindibles para quien quiera saber sobre Julio Camba "este escritor extremadamente celoso de su intimidad y poco dado a confidencias, hombre cordial pero tímido, casi esquivo con los extraños, salvo las mujeres bonitas y los niños".
El primero, su libro Julio Camba, el Solitario del Palace, editado por Espasa Calpe en 2003, es la primera biografía completa del escritor gallego. Gracias a la buena acogida de su libro, P.I. López García pudo acceder a un importante archivo sobre Camba hasta ahora desconocido por cualquier investigador. Dicho archivo estaba custodiado por los hermanos Ángel y Godofredo Chicharro García, propietarios de la taberna Casa Ciriaco (c/Mayor, 84, Madrid). Poseen estos hermanos en su establecimiento un pequeño museo fotográfico dedicado a Camba y sobre todo, guardado en carpetas de plástico, un amplio e interesante archivo con todo tipo de materiales referentes al escritor.
Es, precisamente, el archivo que reunió durante años el citado periodista Miguel Utrillo. Empieza en febrero de 1972, cuando se crea la tertulia de los Amigos de Julio Camba, y concluye en 1990, año de la muerte de Miguel Utrillo, secretario de la misma. "Desgraciadamente no ha tenido continuación".
Así pues, el segundo y valioso trabajo de López García es el publicado en 2007 en los Anales de Literatura Española, titulado Julio Camba a través de su epistolario. Muy interesante para conocer un poco más al Camba que "se convirtió en poco tiempo en uno de los más famosos y eficaces enemigos de la República", o al que "fue siempre uno de los escritores más rentables de la Editorial Espasa-Calpe", o al Camba más íntimo cuando escribe a Nina o a su "nai", Juana Andreu.
Dura, directa y para reflexionar la afirmación de P.I. López García: "pero el nuestro es un país donde los esfuerzos intelectuales, además de difíciles y solitarios, casi siempre son inútiles, porque o no se hacen públicos o no tienen continuidad". Afirmación que compartimos en Gastromimix y que, a buen seguro, también rubricarían nuestros amigos José María Pisa y Sebastián Damunt.
Con prólogo de Manuel Vicent, Pedro Ignacio López García también es autor del Epílogo y de la Documentación Gráfica de la espectacular edición del clásico de Julio Camba, llevada a cabo por la Fundación Wellington (Madrid, 2004). Y digo espectacular sólo porque me la imagino, no tenemos el placer de que descanse en la biblioteca privada de Gastromimix, todavía...
Además de esta edición de lujo, no es nada complicado encontrar a este clásico de nuestro patrimonio gastronómico literario en ediciones más económicas.
Y, gracias a la inestimable ayuda de José María Pisa, tenemos conocimiento de la obra del fallecido intelectual cubano Mario Parajón (1929-2006), una edición crítica en 1997 de Esto, lo otro y lo de más allá, de Julio Camba. Pero, tal como me escribe el amigo Pisa, eso ya es de Matrícula de Honor, más que unos deberes estivales...
Edición 1972, Biblioteca Gastromimix |
A modo de curiosidad final. Nuestro querido eSedidió tendrá el corazón partío, o mejor dicho, el garbanzo partío porque tras este genial escritor gallego se esconde un gastrónomo anti-garbanzos. Como nuestro sentido Santi Santamaria.
"... legumbre tradicional en España desde que los cartagineses nos gastaron la broma de plantarla en ella"
"... constituyen el truco de que, durante veintitantos siglos, se han valido los maridos españoles para entretener a las mujeres en casa"
"... y eso va ganando el caldo, en el que no dejan más substancia de la que dejaría un puñado de balines"
"... a veces, sin embargo, la paciencia de la cocinera logra enternecerlos al punto de que se puedan comer, y entonces empieza lo verdaderamente absurdo"
Y yo, siendo fiel a mi recomendación veraniega, me llevo una edición de 1972 a Ibiza para regalársela a un muy buen amigo y mejor cocinero.