lunes, septiembre 6

Leer en papel ¿hábito demodé o testimonio bloggero?

Paso más tiempo del que quisiera delante de una pantalla, ya sea del móvil o del portátil. Hay que mantener fresca la base de datos de clientes propios y protegernos del spam ajeno. Hay que informarse de la actualidad a falta de tiempo para ver las noticias en la televisión. Hay que seguir la estela del fueraborda "feisbuc" para marujear sobre la vida de amistades de las que se nos ha olvidado el timbre de voz pero sabemos donde han estado de vacaciones y con quien. Hay que leer los blogs que cada uno tiene de cabecera, donde antes había un par de libros y sobre ellos el vasito de agua con el que saciar un sobresalto de madrugada, ahora están los cables y cargadores de "blacberris, aifons, nintendos, emepetreses y nanos", no vaya a ser que se agote la batería a mitad de un breve post del amigo eSedidió. Ay, ay, ay!

Y, sobre todo, hay que ponerse delante de la pantalla para calmar la adicción a escribir en tu propio blog. En este caso el blog de una pareja, Xesco y un servidor, que se lo ha pasado en grande con sus respectivas, llenando el buche con aperitivos en barra de inox, condumios a la sombra de un castaño o cenas rubricadas con orujo de café y partida de cartas. Ni contar los buenos caldos que se esconden en una bodega ganada a las entrañas de la roca y la aventura de bajar, linterna en mano, a elegir con cual calmar los jugos que ronronean hace rato por culpa de los aromas que salen de aquella cazuela.

Así pues, el tiempo libre me ha llevado de nuevo a cargar 5 kilos de papel encuadernado dentro de la maleta sabiendo que solo habrá tiempo de devorar la mitad. Además, uno es bibliófilo-gastronómico-compulsivo y acumula cantidades indecentes de libros que a duras penas puede ojear y clasificar en la biblioteca, con lo que los 5 kilos vuelven a casa convertidos en 10.

El trío que ha compuesto mi cóctel de letras impresas ha sido refrescante, hilarante. cómico, histórico y, sobre todo, muy útil para recargar energía y afrontar una nueva temporada de proveedores, acreedores, compañeros, empleados, bancos y, que no falten, CLIENTES, que como bien describe y argumenta Steve Dublanica, "el ochenta por ciento de los clientes son gente agradable que solo pretende que les des algo de comer. El veinte por ciento restante son unos psicópatas e inadaptados sociales".

Asesinato en el Comité Central se publicó en marzo de 1981 (Editorial Planeta, Colección autores españoles e hispanoamericanos), de la mano del prolífico Manuel Vázquez Montalbán, que en esta ocasión pone en la capital al cínico detective gourmet, Pepe Carvalho, para mostrar los entresijos del partido comunista, un trocito de la España política de aquella época y el sufrimiento para poder satisfacer su apetito en cualquier lugar de Madrid donde "no se coma cualquier cosa".


*Gracias, venezolana de los huevos, por el punto de libro en forma de batidor de varillas!


Casi treinta años después se publican los otros dos libros que presento. Ambos son, curiosamente, recopilaciones y ampliaciones de escritos que ya han sido publicados, leídos y comentados por su seguidores en los respectivos blogs de los autores. No solo de pantalla vive el blogger...

David de Jorge ha levantado ampollas con la aseveración de su título: Con la cocina no se juega. Me he reído mucho con algunos capítulos, otros han afectado a mis córneas cual cebolla traicionera y otros se han hecho un pelín pesados y tiré de "chintóni" para pasarlos. Absolutamente recomendable su lectura y más convencido me quedo de que este verraco debería convertirse en el Gordon Ramsay de nuestras pantallas y el azote de la burbuja hostelera. ¿Para cuando su programa Robin Food en TDT?

Steve Dublanica "The Waiter" ha provacado mis más cómplices y sonoras carcajadas, casi más de las que consiguió Bourdain en Confesiones de un chef, y ha llenado mi canana con cartuchos de caza mayor para afrontar el duro invierno y defender a mi equipo de toda bestia de oscuro pelaje, venga de delante o de detrás de la barra. Este camarero de Nueva York creó su blog Waiter Rant para poder decantar todas las frustraciones y alegrías de su oficio. Libro de obligada lectura para todo cliente que visite cualquier establecimiento hostelero, desde la barra más guarrindonga en una oscura callejuela del casco viejo, hasta la butaca más cotizada de la glamourosa noche. Libro de obligada lectura para todo aquel que crea que coger una bandeja durante la temporada alta es la solución a sus problemas financieros.

Después de leer Confesiones de un camarero (Random House Mondadori, Barcelona mayo 2010) uno ya no podrá ser el mismo cliente, ni el mismo camarero, ni el mismo empresario, ni el mismo encargado. O sí, y seguir perteneciendo al 20 por ciento...

2 comentarios:

  1. Hola, soy starbase y soy un adicto digital a este blog y otros.
    (¿Alguien dice holaaaaaaaa starbaseeeee)

    También soy adicto al facebook y al twitter -aunque menos- y en definitiva también tengo el cargador y a veces el portátil en la mesita.

    Así que como parte de la terapia me buscaré el libro del verraco mayor y el del camarero yanqui (a Carvalho ya lo disfruté de lo lindo,eso que me llevo).
    No se si 'me quitaré' de lo mio pero voy a aprender y disfrutar un rato largo.
    Gracias por las recomendaciones.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Pues ya lo siento, oiga, las penalidades que habrá tenido que sufrir con tanto subir y bajar y trasegar y condumiar y orujear, venga yintonis parriba venga yintonis pabajo, y encima tener que cargar con libracos.
    Mi verano ha sido justo lo contrario: como ando rascao me he quedado en casita (lo que no es malo si tenemos en cuenta que tengo playa y castillo en medio del agua a menos de 30 m en línea recta), a comer fuera no voy por la misma razón y por mi pertenencia al 20% (subsector inadaptado social, oiga, no se confunda y sobre todo no insulte, que le rajo con un bisturí) y en cuanto a los libros me han prestado un chintófano, vulgo irrider, que me ha solucionado problemas de carga de lumbares y de peso en la cartera (no vea lo que se puede pillar por el internete siendo paciente). Antes de que se ponga a insultarme le diré que en cuanto se pase la crisis me compraré los libros que he leido ilegalmente. Palabrita (y si cuela cuela).
    Pues eso, que ya era hora, cohona, que no veais lo aburrido que estaba la gastroblogosfera en agosto.

    ResponderEliminar