martes, junio 4

Un dia en Cantonigròs

Estimado amigo del fogón:

Vengo hoy a relatar nuestra última escapada familiar. Un día cualquiera de asueto en buena compañía y con buenos recuerdos.

Le cuento. Cantonigròs es una popular villa situada al este de la comarca de Osona, entre Vic y Olot. Conocida principalmente por organizar un prestigioso Festival Internacional de Música que alcanzará en Julio su edición número 31. Este año, Dios mediante, acudirá desde Bucaramanga la Coral Gustavo Gómez Ardila. Pero para mí era sobretodo un recuerdo de infancia, de excursiones familiares a la montaña o de colonias escolares, no logro recordarlo con claridad. En adelante tengo otros motivos para volver a visitar “Cantoni”.

La Señora Dolors
Llega el domingo, que para nosotros es como si empezase el fin de semana. Terminamos el servicio en el restaurante, preparamos los bártulos y nos vamos de excursión. Carretera y manta. En una hora aproximadamente nos presentamos en L’Esquirol - Santa Maria de Corcó. Allí nos esperaban para alojarnos en el Hostal Collsacabra, un lugar familiar, acogedor, modesto y sobretodo adaptado a nuestros bolsillos. Siempre decimos lo mismo: total, para dormir, mientras esté limpio ya está bien, no pedimos mucho más. No es lo mismo pasar una temporada de vacaciones o por trabajo que descansar una noche para levantarse ya en el destino, o cómo mínimo, muy cerca del mismo.

Aquí lo difícil, dificilísimo, fue encontrar un lugar para alimentar nuestros hambrientos estómagos. No conseguimos dar con ningún establecimiento de los recomendados por amigos. Un domingo por la noche aquello parece una población fantasma. Nos desplazamos hasta Manlleu y en la plaza Mayor, en el restaurante Les Voltes, conseguimos avituallamiento. Unos platos combinados que con el hambre que traíamos no vieron obstáculo alguno ni recibieron crítica ninguna. Está claro que cuando hay hambre y poco dónde elegir, menos es más. Cena y paseo nocturno. De vuelta al hotel nos esperaba un bien merecido descanso tras una larga jornada laboral.

Lunes de buena mañana. Desayuno en cafetería, dos buenos bollos  y otros tantos cafés. Gasolina para el cuerpo y dirección a Cantonigròs. Nuestros amigos de Terrassa, “los cuinetes” pasan allí algún fin de semana y un buen trozo del verano pero los lunes no. Claro, los lunes trabajan, que son gente con un oficio normal y no hosteleros. Tenía ganas de comer en Ca l’Ignasi (Osonacuina) pero una llamada telefónica antes de salir de casa ya me advirtió que los lunes no tenía el restaurante abierto. En fin, nosotros a lo nuestro. Nada más llegar a la villa nos dirigimos al centro, allí está la Fonda, la tienda de Can Colom y el bar. Acopio de víveres, a saber: un licor de queso que me recuerda a las hierbas mallorquinas, dulce y con especial protagonismo del tomillo; una longaniza de medio metro, unos quesitos de la zona, de vaca, oveja y cabra, un lomo curado tierno y una sobrasada. Quedamos en recoger el paquete al regreso de nuestra excursión. Un poco de agua y nos vamos de paseo.
La Foradada

Junto al campo de fútbol hay un sendero que lleva a La Foradada. Un pequeño salto de agua, una poza, un riachuelo y muchas piedras. El descenso no lleva más de veinte minutos y se puede hacer fácilmente con niños, a la pequeña le costó más bajar que subir, como viene siendo normal. Animalitos no faltan, un buen número de insectos, coleópteros, batracios y reptiles varios. Mucha piedra, pero mucha oiga. Estupendo ejercicio para abrir el apetito y quemar las calorías del plato combinado de anoche. Una sudada del 15. Fuente, choco-choco, cambio de camiseta y a comer. ¿Dónde? Ni se sabe. Primero pasamos de nuevo por la tienda a recoger nuestro paquete. Con la dueña de la casa hicimos buenas migas y nos sentamos a charlar en la puerta de su casa, tomando el sol y compartiendo historias de la vida. Momentos para regalarse y que se extienden en el tiempo tanto como uno quiere. La Dolors es una gran señora y un encanto de mujer, a sus años emana sabiduría por todas partes.

Una llamada a los de Terrassa nos acerca a Ca l’Ignasi.  -Llamad a la puerta, que está haciendo de jardinero un poco y os recibirá-. Dicho y hecho. Nos acercamos a la iglesia, junto a ella está Ca l’Ignasi y la versión crossover de su cocina, Ca la Laia. Regando hierbas aromáticas y fresones, persiguiendo topos, nos dice. Antes el agua se quedaba, pero ahora marcha que da gusto, estos pequeños mamíferos están haciendo de las suyas. Luego volveremos al jardín a vermutear un poco, eso si, con sifón.

Auténtica, de Sentmenat
L’Ignasi nos explica la necesidad de abrir Ca la Laia como segunda marca de Ca l’Ignasi. Todo sale desde la misma cocina y de las mismas manos. El servicio es distinto, no se sirve el vino ni se cambian tantos cubiertos, la mantelería es otra y la oferta es también distinta. De todos modos, no faltan los clientes que quieren el solomillo de Ca l’Ignasi y un vino de 30€ pero servido en Ca la Laia, parece que ahora no se lleva eso de ser visto en “el caro”. El comedor de Ca la Laia me encantó, de rústico coloreado y lleno de cosas de otros tiempos pasados, solo hay unas cortinas de Ikea -apunta l’Ignasi-, el resto ya estaba por aquí. Una cuidada restauración, buen gusto y mucho trabajo para ponerlo en marcha. Continuamos la visita por los comedores de Ca l’Ignasi.

Una mesa imperial, larga como pocas, que puede acoger hasta una treintena de comensales. Alrededor y en las paredes, bien dispuestos y ordenados unos cientos de libros, muchos libros, se lo aseguro. Casi tantos como usted y yo juntos. Unos están bajo vitrina, bien protegidos, otros no. Los primeros son el legado de un ilustre estudioso de la cocina, los otros, al alcance de la mano.  No digo quién fue el antiguo propietario de los libros porque no estoy autorizado pero esos libros están aquí, en manos de un particular y no en Alicia ni en la BulliFundation como bien podíamos suponer. Todos ellos acompañan la visita del cliente. Usted se volvería tarumba entre tanto libro, me juego el gaznate. Sólo ese descubrimiento bien vale la visita.
Después anduvimos por la cocina, preciosa, una cocina con un horno de leña giratorio que hace unas cosas maravillosas, la brasa y un buen piano. Visitamos las entrañas, el almacén y las golfas. Allí estaba Laia, la mujer de l’Ignasi, pintando y barnizando sillas y persianas. El restaurante está cerrado pero siempre hay cosas que hacer.

Al rato de conversación nos agasajaron con un vermut, del que beben los del pueblo, recio, licoroso y auténtico. A los chicos un poco de gaseosa de las de antes. Le dimos vueltas a los negocios, arreglamos el mundo poco más o menos y nos marchamos con ganas de regresar pronto a esta casa. Se hacía tarde para ir a comer y una revolución se estaba fraguando en los estómagos de los más pequeños.

Desde el Santurio
Continuamos por la carretera dirección a Olot, a unos kilómetros encontramos el desvío al Santuario del Far y allí nos quedamos a comer: macarrones, caracoles, pelotillas con sepia… Cocina casera bien puesta, brasa, embutidos y lomo rebozado. Un placer. Las vistas desde el santuario son espectaculares. Nos queda tanto por descubrir y tan cerca de casa…

A más ver, querido amigo

Q.B.S.P.


Xesco

4 comentarios:

  1. tienes razón nos queda tanto por descubrir y ademas tan cerca,mejor imposible
    una abraçada

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    1. Un bonito y recomendable paseo. Tanto y tan cerca...

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  2. Me deja usted sentimentaloide y anonadadamente intrigado.

    Lo primero por esos embutidos que luce la Señora Dolors a su alrededor, por esos paseos familiares que antaño compartimos, por tanta sencilla pitanza y por esa tremenda botella de "GASOSA" que un servidor estaría encantado de lucir en los estantes de la biblioteca!!!!

    Lo segundo por el legado de esa biblioteca, que imagino monumental, que usted me cuenta y la incógnita del enigmático antiguo propietario.

    Siga usted contándome de sus aventuras y desventuras, mas no se preocupe de si mis caninos rayan el suelo de casa.

    Abrazo canalla desde Bogotá, capital de Locombia.

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  3. M'encanta que hagueu conegut bona gent que m'és tant propera i estimada i que hagueu passejat per aquest indret preciós del Collsacabra! Heu de tornar i us rebrem a casa per fer un bon àpat i allargar la sobretaula també amb l'Ignasi i la Laia !!! Em va fer molta il·lusió q vinguéssiu a Cantoni! :) Molts petons!!

    PD: La propera vegada no cal que vagis a la fonda de l'esquirol!!!! Us deixo les claus de casa i llestos!!! Amb tota la confiança del món! ;)

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